EL JOVEN DISCÍPULO
Un joven discípulo fue a preguntarle a su
maestro -¿Maestro, qué es la solidaridad?Y el maestro sin salir de su reflexión
le dijo…-Toma unas cuantas semillas, algo de ropa, un poco de comida y unas
monedas.El alumno sorprendido volvió a preguntar… -¿pero maestro, qué quieres
que haga con eso?, ¿no vas a contestar a mi pregunta?Es bien sabido que los
maestros raras veces contestan a las preguntas.
Éste le respondió
entonces…-Viajarás y a la primera persona que encuentres en tu camino en cada
nuevo lugar le harás la misma pregunta que me has hecho a mí.El joven
discípulo, sorprendido, no preguntó nada más, cogió su hatillo y salió de aquel
monasterio del cual nunca había traspasado sus muros. Después de unos meses, el
joven se presentó ante el maestro y muy apenado le hizo una nueva pregunta,
-Maestro, ¿qué se suponía que debía aprender con este viaje? El maestro no
contestó a su pregunta y le dijo…-¿Dime, joven discípulo, cuál fue la respuesta
de la primera persona que te encontraste en el camino?-Maestro, aquel hombre
pobre y hambriento al que ayudé no sabía la respuesta. Después de buscarle un
lugar donde dormir, darle de mi comida y alguna moneda continué el viaje sin
respuesta. El maestro le indicó que continuara su relato.-Al llegar al
siguiente pueblo la persona que encontré era el hombre más rico del lugar, pero
tampoco sabía la respuesta. Después de invitarme a descansar en su casa y darme
de comer, me expuso un problema que lo tenía muy preocupado.
Él se tenía por
una buena persona, amable y generosa, pero la gente del pueblo no opinaba lo
mismo. Cuando éste aparecía, la gente no paraba de murmurar a sus espaldas y de
mirarlo con mala cara, y aquello le hacía sentirse muy mal. El joven discípulo
le explicó lo que él haría en su lugar para terminar con aquella injusticia.-En
primer lugar deberías interesarte más por aquéllos que menos tienen y, dentro
de tus posibilidades, ayudarles. Y eso fue lo que aquel hombre rico hizo, y
nunca más dejó que sus riquezas lo separaran de sus semejantes. Infinitamente
agradecido, el hombre ofreció tolo lo que tenía al joven discípulo. Éste valoró
su gesto, y muy humildemente le dijo que todo lo que necesitaba en aquel viaje
ya lo poseía. Que él sólo buscaba la respuesta a una pregunta…Después de cuatro
noches y cinco días el joven discípulo llegó a un pequeño pueblo perdido entre
montañas. La gente de aquel lugar era enormemente pobre. Una gran tristeza
invadió el corazón del joven pues no podía creer que hubiera gente en aquellas
condiciones. A continuación, valoró la situación y pudo ver que aunque sus
conocimientos eran amplios, los recursos de que disponía eran escasos, pero
aquello no lo desanimó y buscando entre sus cosas encontró las semillas y unas
monedas, todo cuanto necesitaba para ayudar a aquella pobre gente.Llegó el
momento de continuar su viaje. Y aunque de nuevo se encontraba sin una
respuesta a su pregunta, esta vez no le importó.
El maestro continuaba
escuchando pacientemente. Y como éstas siguieron otras muchas historias. Al
terminar su relato, el discípulo muy apenado se dirigió de nuevo a su
interlocutor… -Maestro, no he sido capaz de encontrar la respuesta, ni de
aprender la lección. Después de un meditado silencio, el maestro contestó al
humilde discípulo… Ser solidario es una toma de conciencia de lo que haces día
a día… Es un sentimiento que te empuja a ser parte de la otra persona
olvidándote de ti mismo, ayudándola a buscar desde lo más profundo de su ser un
camino que le resulte más fácil para superar los problemas… Significa ser
empático con el prójimo, comprender sus dificultades, ponerse en su lugar,
ayudar directa o indirectamente, sin pedir nada a cambio…
El discípulo escuchaba
atentamente todas las palabras pronunciadas por el maestro. Y después de una
breve reflexión, le hizo la siguiente observación… -Pero maestro, si tú ya
sabías todas las respuestas, entonces ¿cuál es el sentido de este viaje?Y el
maestro, mirándole a los ojos, le respondió…-En innumerables ocasiones el
hombre tiende a olvidar su naturaleza y necesita de grandes desgracias y repetidas
experiencias para entender y aprender las lecciones de la vida y darse cuenta
de que el ser humano tiene un alma solidaria. -¿Ahora, joven discípulo, dime…
si yo te hubiese dicho que eras una persona solidaria, habrías aprendido tu
lección de vida sin pasar por tu propia experiencia? Lamentablemente no, en la
vida no hay mayor conocimiento que el que te da la experiencia de vivir.
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