HAIKUS ¿ME REGALAS UNAS LETRAS?

martes, 25 de noviembre de 2014


EL JOVEN DISCÍPULO

 

Un joven discípulo fue a preguntarle a su maestro -¿Maestro, qué es la solidaridad?Y el maestro sin salir de su reflexión le dijo…-Toma unas cuantas semillas, algo de ropa, un poco de comida y unas monedas.El alumno sorprendido volvió a preguntar… -¿pero maestro, qué quieres que haga con eso?, ¿no vas a contestar a mi pregunta?Es bien sabido que los maestros raras veces contestan a las preguntas.
Éste le respondió entonces…-Viajarás y a la primera persona que encuentres en tu camino en cada nuevo lugar le harás la misma pregunta que me has hecho a mí.El joven discípulo, sorprendido, no preguntó nada más, cogió su hatillo y salió de aquel monasterio del cual nunca había traspasado sus muros. Después de unos meses, el joven se presentó ante el maestro y muy apenado le hizo una nueva pregunta, -Maestro, ¿qué se suponía que debía aprender con este viaje? El maestro no contestó a su pregunta y le dijo…-¿Dime, joven discípulo, cuál fue la respuesta de la primera persona que te encontraste en el camino?-Maestro, aquel hombre pobre y hambriento al que ayudé no sabía la respuesta. Después de buscarle un lugar donde dormir, darle de mi comida y alguna moneda continué el viaje sin respuesta. El maestro le indicó que continuara su relato.-Al llegar al siguiente pueblo la persona que encontré era el hombre más rico del lugar, pero tampoco sabía la respuesta. Después de invitarme a descansar en su casa y darme de comer, me expuso un problema que lo tenía muy preocupado.

Él se tenía por una buena persona, amable y generosa, pero la gente del pueblo no opinaba lo mismo. Cuando éste aparecía, la gente no paraba de murmurar a sus espaldas y de mirarlo con mala cara, y aquello le hacía sentirse muy mal. El joven discípulo le explicó lo que él haría en su lugar para terminar con aquella injusticia.-En primer lugar deberías interesarte más por aquéllos que menos tienen y, dentro de tus posibilidades, ayudarles. Y eso fue lo que aquel hombre rico hizo, y nunca más dejó que sus riquezas lo separaran de sus semejantes. Infinitamente agradecido, el hombre ofreció tolo lo que tenía al joven discípulo. Éste valoró su gesto, y muy humildemente le dijo que todo lo que necesitaba en aquel viaje ya lo poseía. Que él sólo buscaba la respuesta a una pregunta…Después de cuatro noches y cinco días el joven discípulo llegó a un pequeño pueblo perdido entre montañas. La gente de aquel lugar era enormemente pobre. Una gran tristeza invadió el corazón del joven pues no podía creer que hubiera gente en aquellas condiciones. A continuación, valoró la situación y pudo ver que aunque sus conocimientos eran amplios, los recursos de que disponía eran escasos, pero aquello no lo desanimó y buscando entre sus cosas encontró las semillas y unas monedas, todo cuanto necesitaba para ayudar a aquella pobre gente.Llegó el momento de continuar su viaje. Y aunque de nuevo se encontraba sin una respuesta a su pregunta, esta vez no le importó.
El maestro continuaba escuchando pacientemente. Y como éstas siguieron otras muchas historias. Al terminar su relato, el discípulo muy apenado se dirigió de nuevo a su interlocutor… -Maestro, no he sido capaz de encontrar la respuesta, ni de aprender la lección. Después de un meditado silencio, el maestro contestó al humilde discípulo… Ser solidario es una toma de conciencia de lo que haces día a día… Es un sentimiento que te empuja a ser parte de la otra persona olvidándote de ti mismo, ayudándola a buscar desde lo más profundo de su ser un camino que le resulte más fácil para superar los problemas… Significa ser empático con el prójimo, comprender sus dificultades, ponerse en su lugar, ayudar directa o indirectamente, sin pedir nada a cambio…
El discípulo escuchaba atentamente todas las palabras pronunciadas por el maestro. Y después de una breve reflexión, le hizo la siguiente observación… -Pero maestro, si tú ya sabías todas las respuestas, entonces ¿cuál es el sentido de este viaje?Y el maestro, mirándole a los ojos, le respondió…-En innumerables ocasiones el hombre tiende a olvidar su naturaleza y necesita de grandes desgracias y repetidas experiencias para entender y aprender las lecciones de la vida y darse cuenta de que el ser humano tiene un alma solidaria. -¿Ahora, joven discípulo, dime… si yo te hubiese dicho que eras una persona solidaria, habrías aprendido tu lección de vida sin pasar por tu propia experiencia? Lamentablemente no, en la vida no hay mayor conocimiento que el que te da la experiencia de vivir.

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