LA NINFA Y
LA LUNA
Luz es una pequeña ninfa del maravilloso mundo
mágico de las hadas. Habita en un de uno de los más bonitos y grandes bosques
de Irlanda. De carácter alegre y juguetona, su menuda estatura y complexión
hacen, junto a sus largos cabellos y singulares y hermosísimas alas plateadas,
una de las más atractivas ninfas de todas las de su especie.
Sin embargo Luz estaba totalmente convencida de
que su gran belleza y magia se debían a una sola cosa, y era, sin duda alguna,
a sus asiduos y gratificantes baños de luz en las mágicas aguas del lago más
hermoso. A menudo pasaba las horas contemplando a aquel misterioso reflejo en
las maravillosas noches de luna llena, anhelando que la imagen que allí veía le
correspondiera.
El tiempo pasaba y aunque Luz durante el día tenía
su mente ocupada en cuidar de la naturaleza con su inagotable alegría, y amor…
cuando atardecía y la noche se dejaba ver acompañada de aquel hermoso reflejo, junto
a la luna y las estrellas en el lago, Luz se sumía en una gran tristeza y una
enorme curiosidad por saber de aquel extraño reflejo que veía en aquellas
plateadas aguas, al que no podía dejar de asistir noche tras noche.
Y lo que en un principio comenzó como un juego grato
y placentero se fue convirtiendo en una obsesión. La magia y los colores poco a
poco fueron desapareciendo y fue creciendo en su lugar una profunda ansiedad.
-Yo quiero ser como ese misterioso reflejo, quiero
saber quién es, si tan sólo yo poseyera una milésima de su belleza, si tan sólo
resplandeciera con una chispa de su luz…
- ¿Quién eres? – Preguntaba
-¿Cómo puedo ser como tú? eran sus preguntas
constantes, pero el misterioso reflejo sólo la miraba de vuelta imperturbable y
en eterno reflejo… Pasaban las horas y Luz caía rendida sin hallar
respuesta…
Una noche vencida por el cansancio, en uno de sus
sueños pareció oír algo que le desvelaba el secreto del misterioso reflejo del
lago,
-Soy tu belleza interior, la que brilla cuando se
unen tu cabeza y tu corazón. Siempre estoy ahí y brillo con todo mi esplendor
cuando se es simple, cuando te aceptas y te rindes a la magia de la vida, sin
oponer resistencia sin desear ser algo más de lo que soy, sólo siendo
consciente de estar vivo es cuando la fuerza de la vida toma el poder y te
dirige en su viaje sintiendo y experimentando lo que significa el único regalo
que nos han dado, que es la vida.
-Pero si sigues preguntándote quién soy…
-si sigues generando obsesión
-si sigues angustiándote y deseando ser otra cosa
que no eres, te apartarás de tu fuerza, la luz se irá marchitando y sólo
quedará la sombra y el vacío. Te convertirás en un caminante vacuo al vivir fuera de ti, añorando
respuestas y esperanzas ajenas.
-Ese reflejo maravilloso del que estás enamorada
es el hada mágica que todos llevamos dentro… pero que desaparece cuando nos desenganchamos
de los valores que nos hacen reales. Tú nunca antes habías deseado ser otra
cosa que lo que eras por ello ni te percatabas de este reflejo en las noches de
luna, porque no necesitabas ser nada más que lo que eras. El hada plena que tenía
conciencia de estar viva,
-Pero un día pasaste ese borde muy fino y sutil de
salir de ti misma y empezaste a añorar y desear ser como esa hermosa hada
reflejada en las aguas de plata de las noches de luna que paradójicamente no es
otra que tú…
-Pero cuando se sale de uno mismo entramos en ese
laberinto sin retorno….
-Ya no me queda mucho tiempo si tu desazón y angustia
siguen aumentado mi reflejo se irá apagando….
Estaba amaneciendo y los pajaritos susurraban al
oído de Luz: - despiértate ya que tienes que acompañarnos a dar tu luz, color y
magia a todo el bosque. Los pajaritos animaban a Luz para que fuera ella misma,
como siempre había sido.
Pero Luz ciega
a la verdad… se iba sumergiendo más y más en el pozo oscuro del dolor y
el sufrimiento y a la falta de humildad por salirse de lo que ella era.
Era tal su desesperación que no los oía y continuó
a orillas del lago donde su reflejo cada vez iba desapareciendo más y más hasta
sólo quedar una delgada sombra de ella…
Pero la luna que había sido testigo de tantas
noches de soledad, de angustia, obsesión y de todo… aquella noche decidió haciéndole
un pequeño regalo a aquella Ninfa… y apiadándose de ella, dejando caer al lago
la más hermosa de las estrellas de su cielo.
Al caer la estrella en el lago, justo cuando
quedaba el ultimo hilo del reflejo al que Luz envidiaba toda aquella belleza, rompió
el sueño en el que estaba a punto de
sumirse y perderse para siempre, y en su lugar apareció una pequeña y mágica flor plateada, que al
caer al lago borró toda sombra de aquel reflejo que una vez Luz había querido
ser.
Luz cogió aquella hermosa flor y entendió que aún
tenía mucho que aprender de todo lo que la rodeaba…
Entendió… que cuando no aceptamos lo que somos
perdemos el poder de hacer cualquier cosa puesto que sólo somos reales
aceptándonos tal y como somos, rindiéndonos a la vida, permitiendo la experiencia
y sabiendo que es un viaje sólo hacia delante, que el instante perdido no se
recuperará y con esa conciencia llenarlo de lo mejor que somos…
Es la fórmula que nos hace brillar y sacar el
hada, la magia que todos llevamos dentro.
Ya luz no volvió más al lago de aguas plateadas,
ya no lo necesitaba, sabía quién era.
Simplemente era ella y eso era suficiente….