Los sueños me guian
jueves, 27 de noviembre de 2014
martes, 25 de noviembre de 2014
LA NINFA Y
LA LUNA
Luz es una pequeña ninfa del maravilloso mundo
mágico de las hadas. Habita en un de uno de los más bonitos y grandes bosques
de Irlanda. De carácter alegre y juguetona, su menuda estatura y complexión
hacen, junto a sus largos cabellos y singulares y hermosísimas alas plateadas,
una de las más atractivas ninfas de todas las de su especie.
Sin embargo Luz estaba totalmente convencida de
que su gran belleza y magia se debían a una sola cosa, y era, sin duda alguna,
a sus asiduos y gratificantes baños de luz en las mágicas aguas del lago más
hermoso. A menudo pasaba las horas contemplando a aquel misterioso reflejo en
las maravillosas noches de luna llena, anhelando que la imagen que allí veía le
correspondiera.
El tiempo pasaba y aunque Luz durante el día tenía
su mente ocupada en cuidar de la naturaleza con su inagotable alegría, y amor…
cuando atardecía y la noche se dejaba ver acompañada de aquel hermoso reflejo, junto
a la luna y las estrellas en el lago, Luz se sumía en una gran tristeza y una
enorme curiosidad por saber de aquel extraño reflejo que veía en aquellas
plateadas aguas, al que no podía dejar de asistir noche tras noche.
-Yo quiero ser como ese misterioso reflejo, quiero
saber quién es, si tan sólo yo poseyera una milésima de su belleza, si tan sólo
resplandeciera con una chispa de su luz…
- ¿Quién eres? – Preguntaba
-¿Cómo puedo ser como tú? eran sus preguntas
constantes, pero el misterioso reflejo sólo la miraba de vuelta imperturbable y
en eterno reflejo… Pasaban las horas y Luz caía rendida sin hallar
respuesta…
Una noche vencida por el cansancio, en uno de sus
sueños pareció oír algo que le desvelaba el secreto del misterioso reflejo del
lago,
-Pero si sigues preguntándote quién soy…
-si sigues generando obsesión
-si sigues angustiándote y deseando ser otra cosa
que no eres, te apartarás de tu fuerza, la luz se irá marchitando y sólo
quedará la sombra y el vacío. Te convertirás en un caminante vacuo al vivir fuera de ti, añorando
respuestas y esperanzas ajenas.
-Ese reflejo maravilloso del que estás enamorada
es el hada mágica que todos llevamos dentro… pero que desaparece cuando nos desenganchamos
de los valores que nos hacen reales. Tú nunca antes habías deseado ser otra
cosa que lo que eras por ello ni te percatabas de este reflejo en las noches de
luna, porque no necesitabas ser nada más que lo que eras. El hada plena que tenía
conciencia de estar viva,
-Pero un día pasaste ese borde muy fino y sutil de
salir de ti misma y empezaste a añorar y desear ser como esa hermosa hada
reflejada en las aguas de plata de las noches de luna que paradójicamente no es
otra que tú…
-Pero cuando se sale de uno mismo entramos en ese
laberinto sin retorno….
-Ya no me queda mucho tiempo si tu desazón y angustia
siguen aumentado mi reflejo se irá apagando….
Estaba amaneciendo y los pajaritos susurraban al
oído de Luz: - despiértate ya que tienes que acompañarnos a dar tu luz, color y
magia a todo el bosque. Los pajaritos animaban a Luz para que fuera ella misma,
como siempre había sido.
Pero Luz ciega
a la verdad… se iba sumergiendo más y más en el pozo oscuro del dolor y
el sufrimiento y a la falta de humildad por salirse de lo que ella era.
Era tal su desesperación que no los oía y continuó
a orillas del lago donde su reflejo cada vez iba desapareciendo más y más hasta
sólo quedar una delgada sombra de ella…
Al caer la estrella en el lago, justo cuando
quedaba el ultimo hilo del reflejo al que Luz envidiaba toda aquella belleza, rompió
el sueño en el que estaba a punto de
sumirse y perderse para siempre, y en su lugar apareció una pequeña y mágica flor plateada, que al
caer al lago borró toda sombra de aquel reflejo que una vez Luz había querido
ser.
Luz cogió aquella hermosa flor y entendió que aún
tenía mucho que aprender de todo lo que la rodeaba…
Entendió… que cuando no aceptamos lo que somos
perdemos el poder de hacer cualquier cosa puesto que sólo somos reales
aceptándonos tal y como somos, rindiéndonos a la vida, permitiendo la experiencia
y sabiendo que es un viaje sólo hacia delante, que el instante perdido no se
recuperará y con esa conciencia llenarlo de lo mejor que somos…
Es la fórmula que nos hace brillar y sacar el
hada, la magia que todos llevamos dentro.
Ya luz no volvió más al lago de aguas plateadas,
ya no lo necesitaba, sabía quién era.
Simplemente era ella y eso era suficiente….
EL JOVEN DISCÍPULO
Un joven discípulo fue a preguntarle a su maestro -¿Maestro, qué es la solidaridad?Y el maestro sin salir de su reflexión le dijo…-Toma unas cuantas semillas, algo de ropa, un poco de comida y unas monedas.El alumno sorprendido volvió a preguntar… -¿pero maestro, qué quieres que haga con eso?, ¿no vas a contestar a mi pregunta?Es bien sabido que los maestros raras veces contestan a las preguntas. Éste le respondió entonces…-Viajarás y a la primera persona que encuentres en tu camino en cada nuevo lugar le harás la misma pregunta que me has hecho a mí.El joven discípulo, sorprendido, no preguntó nada más, cogió su hatillo y salió de aquel monasterio del cual nunca había traspasado sus muros. Después de unos meses, el joven se presentó ante el maestro y muy apenado le hizo una nueva pregunta, -Maestro, ¿qué se suponía que debía aprender con este viaje? El maestro no contestó a su pregunta y le dijo…-¿Dime, joven discípulo, cuál fue la respuesta de la primera persona que te encontraste en el camino?-Maestro, aquel hombre pobre y hambriento al que ayudé no sabía la respuesta. Después de buscarle un lugar donde dormir, darle de mi comida y alguna moneda continué el viaje sin respuesta. El maestro le indicó que continuara su relato.-Al llegar al siguiente pueblo la persona que encontré era el hombre más rico del lugar, pero tampoco sabía la respuesta. Después de invitarme a descansar en su casa y darme de comer, me expuso un problema que lo tenía muy preocupado.
viernes, 21 de noviembre de 2014
miércoles, 19 de noviembre de 2014
martes, 18 de noviembre de 2014
LA ESPERADA SONRISA
En la espesura de un pequeño y bonito bosque, en el que mirases por donde mirases todo en el, era calma que a su vez deliberaba en una inmensa y acogedora paz.
En ese pequeño y singular lugar se podía sentir la presencia de esos seres mágicos que habitan en todos y cada uno de esos bosques, donde la naturaleza se deja ver en toda su maravillosa y gran expresión. Esos seres invisibles a los ojos de todos, son los que se encargan con todo el cuidado y amor que les caracteriza de que la vida y creación de toda la naturaleza y sus seres estén siempre en perfecta armonía, que nada ni nadie pueda perturbar o dañar toda es paz y armonía. Algunos de estos seres encantados y mágicos, son conocidos dentro de su mundo como, elfos, hadas y duendes.
Ellos sabían que en aquel especial lugar iba a suceder algo que haría que la vida de todos los habitantes cambiara.
Por eso su mágica presencia en aquel sitio se podía percibir en todos y cada unos de los lugares del pequeño bosque, y en especial la presencia de una pequeña y dulce hada con aspecto de niña, dotada con unas hermosas y ligeras alas rosadas como toda la luz que desprendía de su menudo y mágico cuerpecito. Bloom, -como así se llamaba esta hadita- no era la primera vez que aparecía por el bosque. A ella le encantaba escuchar las fantásticas historias que en las mágicas noches de luna llena el gran búho solía narrar.
Eran innumerables las veces que Bloom hacia acto de presencia por aquel hecho, pero en esta ocasión su visita a aquel pequeño y singular bosque, no era más que la de estimular el despertar del ser que nacía a una nueva vida.
Y todo sucedería en breve, el hecho tendría lugar en un enorme y viejo árbol con grandes y acogedoras grietas en su vieja corteza que hacían de él, el lugar perfecto para la vida de muchos animales. Situado en un bonito lugar del bosque al abrigo de un riachuelo era el sitio perfecto. Allí y desde hacía mucho tiempo habitaba una singular y majestuosa pareja de aves nocturnas. Estos no eran conocidos en aquel bosque por ser búhos reales, -los únicos y más grandes de toda su especie- sino que eran mucho más conocidos por tener la especial habilidad de ser un gran narrador de fantásticas historias en las mágicas noches de luna llena.
Por eso su mágica presencia en aquel sitio se podía percibir en todos y cada unos de los lugares del pequeño bosque, y en especial la presencia de una pequeña y dulce hada con aspecto de niña, dotada con unas hermosas y ligeras alas rosadas como toda la luz que desprendía de su menudo y mágico cuerpecito. Bloom, -como así se llamaba esta hadita- no era la primera vez que aparecía por el bosque. A ella le encantaba escuchar las fantásticas historias que en las mágicas noches de luna llena el gran búho solía narrar.
Eran innumerables las veces que Bloom hacia acto de presencia por aquel hecho, pero en esta ocasión su visita a aquel pequeño y singular bosque, no era más que la de estimular el despertar del ser que nacía a una nueva vida.
Y todo sucedería en breve, el hecho tendría lugar en un enorme y viejo árbol con grandes y acogedoras grietas en su vieja corteza que hacían de él, el lugar perfecto para la vida de muchos animales. Situado en un bonito lugar del bosque al abrigo de un riachuelo era el sitio perfecto. Allí y desde hacía mucho tiempo habitaba una singular y majestuosa pareja de aves nocturnas. Estos no eran conocidos en aquel bosque por ser búhos reales, -los únicos y más grandes de toda su especie- sino que eran mucho más conocidos por tener la especial habilidad de ser un gran narrador de fantásticas historias en las mágicas noches de luna llena.
Pero en este momento toda la atención de los habitantes del bosque, estaba puesta en el acontecimiento más esperado por todos desde hacía mucho tiempo, y como no el más ansiado por la pareja de búhos, y era que en breve tendría lugar el nacimiento de su primera cría, esto sucedería en uno de los más acogedores huecos del gran viejo árbol.
El día estaba llegando a su fin, un anaranjado sol dejaba ver sus últimos rayos del día, el atardecer se habría paso dando lugar a una clara y cálida noche. Rodeado de aquella gran calma el pequeño búho comenzaba a picotear y agrietar el huevo que hasta ahora había sido su refugio para salir y comenzar una nueva vida, su madre le picoteaba y ayudaba hasta que el pequeño búho regordete con las plumas aun húmedas salió por completo, con unos grandes y vivarachos ojos amarillos, el pequeño búho comenzó mira con especial atención todo cuanto había a su alrededor, aleteando como queriendo desperezarse después de un gran y largo sueño. La felicidad de aquella singular pareja de búhos era completa.
Y para sorpresa de ellos, todos los habitantes del bosque quisieron agasajar con un especial e inusual regalo al pequeño búho recién nacido.
Y así fue, como todos los habitantes del pequeño bosque iban visitando y ofreciendo su regalo. El cual pensaba que seria el más bonito y original de todos y cada uno de los regalos ofrecidos.
Sin embargo a medida que iban pasando la sorpresa del Gran Búho se hacía mayor y tanto fue así, que dio la inesperada y sorprendente casualidad de que todos y cada uno de los habitantes coincidieron con el mismo regalo al pequeño búho.
El sorprendente regalo no fue otro más que un bonito y original nombre para el pequeño y recién nacido.
El Gran Búho al verse en tal aprieto y no por ello inmensamente satisfecho, agradeció a todos el detalle, y sin querer que nadie se sintiera ofendido por no poner su nombre al pequeño búho. Les dijo a todos que encontraría una solución justa para aquel pequeño dilema.
Y fue así cuando después de unos cuantos días de pensar en una solución, se le ocurrió una gran idea.
Esta consistía en que cada uno de los habitantes pronunciarían en voz alta el nombre que habían escrito para el pequeño búho, y aquel que le hiciera sonreír sería el nombre elegido.
Todos los habitantes pensaron que era una sabia idea, aceptando de buen grado la proposición del gran búho. Y así fue como comenzaron a pasar pronunciando uno tras otro un sinfín de bonitos nombres: Kether, Netzach, kelian, Algor, Heltimur… eran algunas de las singulares propuestas. Pero los nombres se terminaron y el pequeño búho no sonreía.
Bloom, que en todo momento había estado presente en todos los acontecimientos ocurridos en esos últimos días, no pudo por más que sabía que debía mantenerse al margen de intervenir en toda decisión. Pero fue mayor el impulso de cariño y amor que sentía por aquel pequeño lo que la llevo a aconsejar al Gran Búho, y a todos los habitantes del bosque. Bloom les tranquilizó con sus palabras diciéndoles que… “no siempre en a vida las cosas ocurren como nosotros deseamos, sino que todo tiene su momento especial el cual no podemos interrumpir”. Y les aclaró que cuando menos lo esperasen y en el momento más oportuno surgiría el nombre con el cual el pequeño búho sonreiría.
Fue así con estas bonitas palabras que tanto el Gran Búho como los habitantes del pequeño bosque se tranquilizaron y dejaron que la naturaleza siguiera su curso.
La pequeña y encantadora hada andaba de un lado a otro contenta y feliz regalando toda su magia y amor y cuidando todo cuanto se encontraba en su camino sin olvidar al pequeño búho pero la alegría de Bloom en estos momentos era mayor, pues sabía que muy pronto tendría lugar el feliz desenlace.
Sabía que la esperada sonrisa del pequeño búho, sería la alegría de todos, y que esto ocurriría muy pronto y de forma muy bonita e inesperada para todos.
Las noches cada vez eran más claras y estrelladas, la luna pronto volvería a estar en su máximo esplendor dando calidez con su mágica luz a las bonitas y claras noches de Marzo, mes en el que todo en la naturaleza se preparaba para recibir a la primavera y con ella todo un montón de mágicos cambios.
Era una de esas singulares y bonitas noches, en las que el Gran Búho se encontraba narrando una de sus muchas fantásticas historias, animado y solicitado por todos los habitantes del pequeño bosque. Al abrigo de una de las ramas del gran árbol viejo, situado en un estratégico lugar desde donde era visto y escuchado con gran facilidad por todos.
El Gran Búho se encontraba en lo más interesante de su relato cuando inesperadamente al pronunciar el nombre de un elfo protagonista de su historia, y sin que nadie lo esperara el pequeño búho sonrió para el asombro de todos. El especial nombre que hizo esbozar la esperada sonrisa fue el de “Owl”, un nombre que al pronunciarlo se asemejaba tanto al pequeño búho, que parecía que estuviese pensado y mágicamente pronunciado para él. Y quién sino mejor que el Gran Búho narrador de historias, cuentos y fábulas fantásticas el que pronunciara un bonito nombre para su tan esperado hijo.
Bloom estaba feliz y contenta por como se había desarrollado todo en aquel pequeño y encantador bosque.
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